miércoles, 21 de octubre de 2015

Mean Streets (Malas Calles): un "Goodfellas" de andar por casa.

El otro día os traje un pequeño relato sobre la que ha sido, en lo últimos tiempos, la gran obra maestra de Martin Scorsese, pero ¿Cuáles fueron sus orígenes? ¿Dónde empezó todo? ¿Cuál fue el hecho que propició que este extraordinario director saliera del anonimato? 

Para contestar a todas estas cuestiones debemos remontarnos al año 1973, Scorsese por aquel entonces no era el aclamado director que es en la actualidad. Había trabajado en algunos largometrajes anteriormente, pero no había conseguido/sabido captar la atención del público de aquel entonces. Todo cambiaría a partir de esa fecha. Ve la luz Mean Streets (Malas Calles).

Malas Calles fue la primera colaboración de Robert de Niro y Martin Scorsese. Por aquel entonces ninguno de los dos se imaginaban lo que llegarían a representar, en las décadas venideras, para el mundo del cine. 

Robert y Martin se conocieron gracias a Brian de Palma, a pesar de llevar toda la vida viviendo en el mismo barrio. De todos es conocido, debido a confesiones de ambos, que antes de dedicarse al mundo del cine, ambos estuvieron metidos en bandas, de ahí la excepcional compenetración que existe entre ambos y la facilidad para desarrollar este tipo de papeles/direcciones. 

Podríamos pegarnos todo el día hablando de la vida de ambos artistas (quizá otro día), pero, centrémonos en la película:

No se puede decir que Malas Calles sea un largometraje de primera categoría, porque no lo es, en muchos aspectos deja mucho que desear (una trama poco elaborada que en ocasiones se hace pesada y una escenografía pobre), debido entre otras cosas al bajo presupuesto con que contó la cinta. Pero se ha convertido en película de culto y obligatoria para cualquier cinéfilo que se precie por muchos otros motivos.

Italoaméricanos, suburbios de la ciudad, pagos, deudas, expresiones del tipo "eh" y "olvídalo" conviven en la cinta. Un nuevo tipo de género cinematográfico se está gestando, ha llegado la hora de "los chicos listos".

"Los pecados no se redimen en la Iglesia, se redimen en las calles, se redimen en casa, lo demás son chorradas y tú lo sabes", con estas palabras comienza la cinta. Un dato fundamental para poder entender las motivaciones de uno de los personajes principales, Charlie (Harvey Keitel), inconmensurable en el film desde principio a fin, es que Scorsese nunca tuvo claro a que quería dedicarse, no sabía si hacerse cura, gangster o director de cine. No es de extrañar que el personaje interpretado por  Harvey fuera un "mafioso" (ejecutor), educado en la tradición Cristiana, siempre atormentado por esa lucha interna entre los dogmas de la fe cristiana y el estilo de vida que había elegido.

La entrada en escena de "Jonnhy Boy" (Robert de Niro) es apoteósica. Jonnhy, primo de Charlie, es un aprendiz de gangster que se comporta como un adolescente problemático. Le debe dinero a todo el barrio, siempre tiene dinero para todo (copas, comida, ropa, apuestas, un sombrero de 25 dólares...) menos para efectuar sus pagos a tiempo, hecho que no puede entender ni soportar su primo Charlie, que siempre está intercediendo por él ante todo el mundo.

La escena en que Jonnhy boy explica a Charlie por que no ha podido efectuar los pagos a tiempo en la trastienda del bar, es una de esas escenas que se te quedan grabadas en la mente, al más puro estilo "¿Por qué soy gracioso?" de "Goodfellas"

Todo el mundo sabe que Jonnhy Boy no es de fiar, pero es una de esas personas que aún sabiendo que te va a fallar, desprende algo, habla de tal forma que te acaba liando una vez más, sobre todo a su primo Charlie. Todo ésto unido a las convicciones religiosas y sobre la familia de Charlie hacen que éste siempre acabe sucumbiendo a los encantos de Robert de Niro. Charlie piensa que la tortura a la que se ve sometido con su primo, es la penitencia que le impone Dios por sus pecados.

En fin, una historia de redención, pasiones y sentimientos encontrados. Todo ello mezclado con las creencias religiosas y familiares del personaje principal, y en parte también del director, y con los bajos fondos de la ciudad y los personajes que habitan en ella, constituyen un cóctel explosivo que merece la pena ser visto, aunque sea una vez en la vida.




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